Para terminar con la preparación física para el trabajo de parto, es importante hacer foco sobre el masaje perineal, porque si es adecuado fortalecer los músculos, también es imprescindible trabajar en su relajación. La técnica del masaje perineal, todavía polémica, tiene como objetivo la flexibilización de los músculos del piso pélvico.
Es recomendable practicarlo únicamente en el último trimestre del embarazo y se puede auto-administrar o realizarlo con ayuda de la pareja. En sí, el masaje perineal puede resultar bastante desagradable al principio, pues consiste en introducir ambos dedos pulgares (para su auto-administración), o los dedos índices y corazón (para el masaje hecho por la pareja) en la vagina, y hacer movimientos delicados para estirar el músculo, de forma lateral o vertical (hacia el ano).
Para practicar el masaje perineal, es necesario tener las manos bien limpias, y usar lubricante o aceite de almendras. No piensen que se trata de algo muy “new age”… hasta el “Royal College of Midwives” de Inglaterra lo recomienda (subrayando incluso la eficacidad de colocar una gasa tibia en el periné en la segunda fase del trabajo de parto, ya que el calor tiene el mismo efecto relajante).